El discipulado cristiano es una responsabilidad y una bendición

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jesus-sana-nefitas-america-mormonAceptar a Jesucristo como nuestro Salvador es un gran paso para nuestra vida eterna. Sin embargo, deja una pregunta importante que responder: “¿Y ahora qué?” ¿Qué hacemos con este increíble nuevo testimonio de Jesucristo que hemos ganado, este reconocimiento de que hay más aparte para la vida que lo que sucede en la tierra? ¿Cómo esto va a cambiarnos?

Esto es importante, porque el acto de aceptar a Jesucristo como nuestro Salvador no tiene sentido a menos que nos cambie. Debe hacer nuestras vidas completamente diferentes. Debe requerir de nosotros más de lo que jamás hemos requerido de nosotros mismos en el pasado, pero esos requisitos deben enfocarse eternamente.

En esta serie de artículos, hemos estado estudiando las partes del Libro de Mormón que contienen referencias a Jesucristo y Su misión. El Libro de Mormón es utilizado como un complemento de la Biblia por los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, que en ocasiones es inadvertidamente llamada la Iglesia Mormona. (El nombre corto más adecuado es La Iglesia de Jesucristo). No podemos empezar a cubrir todos los versículos, pero hemos explorado una buena referencia cruzada. Hoy estamos en Alma. Alma era un profeta de un grupo de personas conocidas como los nefitas. Eran por lo general, aunque no siempre, los que seguían a Jesucristo. Sus enemigos eran los lamanitas, que habían descendido originalmente de los mismos ancestros, pero que se habían apartado de Dios.

El discipulado cristiano es una responsabilidad

Alma advirtió a los nefitas que si bien los lamanitas eran, en ese momento, malvados, simplemente estaban siguiendo lo que se les había enseñado falsamente. Ellos no sabían que se dirigían por el camino equivocado y que Dios lo tomaría en consideración. Él aceptaría sus pecados más fácilmente de lo que lo haría con los de los nefitas, que conocían la verdad. Estaban haciendo una elección del pecado con conocimiento.

Él quería que entendieran que con el conocimiento viene la responsabilidad y rendición de cuentas. El hecho de saberlo por sí solo no es suficiente. Sheri L. Dew, quien fue consejera de la Sociedad de Socorro (organización auxiliar oficial de mujeres mormonas), dijo:

Con esos privilegios recibimos responsabilidades, porque “… de aquel a quien mucho se da, mucho se requiere” (D. y C. 82:3), y a veces son pesadas las demandas del ser un discípulo. ¿Pero no debemos esperar que nuestra jornada hacia la gloria eterna nos haga crecer? A veces justificamos nuestro interés en este mundo y nuestra actitud casual hacia el crecimiento espiritual al tratar de consolarnos mutuamente con la idea de que el vivir el Evangelio no debería requerir tanto de nosotros. Pero la norma de conducta del Señor siempre será más elevada y exigente que la del mundo, porque Sus recompensas son infinitamente más gloriosas: incluso el verdadero gozo, la paz y la salvación (“Somos mujeres de Dios“, Liahona, enero de 1999, 98).

El discipulado cristiano es un rol permanente

El cristianismo no es sólo una búsqueda del tesoro que termina cuando se encuentra el premio. Es una forma extraordinaria de vida. Nos ayuda a aprender los valores y comportamientos adecuados. Nos enseña a poner a los demás antes que a nosotros mismos, atender a los necesitados y sacrificar algunos de nuestros placeres mundanos a fin de desarrollar más la auto-disciplina y estar más enfocados en la eternidad. En el discurso al que se hace referencia más arriba, la hermana Dew habló de una época en la que tenía que hacer un viaje al extranjero, en relación con su trabajo en la iglesia. Se sentía inexplicablemente nerviosa y pidió una bendición religiosa, que a menudo incluye la guía de Dios.

Se le dijo que si ella se enfocaba en su misión y no la convertía en un viaje de turismo o de compras, ella estaría segura y tendría éxito. Ella señaló que a veces tratamos a la vida como un viaje turístico o de compras, en lugar de un viaje espiritual con un propósito. Satanás quiere que estemos tan atrapados en nuestra diversión que la pongamos antes de una vida cristiana. Muchos piensan que si van a la Iglesia por una hora y hacen una oración cada día, han cumplido con su deber y pueden entonces seguir con su vida normal. Si, en cambio, se enfocaran en metas eternas, descubrirían el verdadero poder del cristianismo, el poder de llegar a ser más de lo que jamás imaginaron. El discipulado cristiano es una responsabilidad, pero que bien vale la pena los sacrificios.

 

Recursos adicionales:

Lea más sobre el sermón de Alma sobre el cristianismo en el Libro de Mormón en línea gratis.

 

Este artículo fue escrito por:

 

Terrie Lynn Bittner

Terrie Lynn Bittner

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