Cosas que Cambiaron mi Visión del Matrimonio para Siempre

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Kilee Luthi explica cómo cambió su punto de vista sobre el matrimonio después de que ella se dio cuenta que no amaba a su esposo.

 


Un día me desperté y me di cuenta que no amaba a mi esposo. Ese simple pensamiento cambió para siempre mi forma de ver el matrimonio.

No sabía  en lo que me metía antes de casarme. Es decir, ¿cómo se puede realmente predecir lo que ocurrirá con el resto de tu vida cuando tienes que tomar esa decisión?

Parece que un día era sólo  Kilee, una chica que le gustaba jugar al baloncesto, pintura, tener citas y divertirse con los amigos. Luego, al día siguiente estaba casada con el hombre con quien iba a comenzar esta gran nueva aventura — con quien debería estar feliz el resto de mi existencia.

Muchos personas que van a casarse piensan que el matrimonio asegura lindos arcoiris y mariposas gozosas. Tal vez eso es una exageración, pero definitivamente no anticipamos que la vida después del matrimonio sea tan difícil como realmente es. Hay muchas razones para eso, uno de ellos es el hecho de que ahora eres parte de un equipo y tienes que aprender a trabajar junto con tu esposo. Con un equipo, las cosas son más fáciles, ¿verdad?

Hemos tenido periodos de prueba desde que nos casamos. En realidad hemos enfrentado terribles pruebas  entre nosotros, poniendo un muro en nuestro matrimonio.

Un día me desperté y me di cuenta ya no amaba a mi esposo. Era sólo un extraño durmiendo a mi lado. En ese momento, me preguntaba todo lo que fue y todo lo que había hecho hasta ese momento en mi vida. Esta toma de conciencia, me hizo pensar que yo no podía estar enamorada de la persona a quien le había prometido mi eternidad, esto cambió mi punto de vista del matrimonio para siempre.

Algunas personas llaman a eso “desamor.” No sé cómo llamarlo. Desamor es demasiado repentino, casi como BOOM! — Ya no te quiero más. No sucedió así. Esta “caída” de nuestro amor pasó tan gradualmente hasta que golpeó la realidad completa esa mañana. Sucedió en el transcurso de las pruebas dolorosas. Pasó con mentiras que fueron descubiertas en nuestro matrimonio. Pasó con las decisiones que tomamos y nos separaron. Sucedió con el decaimiento de nuestra comunicación e intimidad emocional.

Cuando me desperté por la mañana y me di cuenta de que ya no amaba a mi esposo, no sabía qué hacer. Toda mi vida había pensado en nunca tener un divorcio. “Nada puede ser lo suficientemente grave como para justificar un divorcio”. “Vamos a ser capaces de trabajar en cualquier cosa”. Esto era lo que nos decíamos cuando salíamos juntos, y juntos  acordamos que trabajaríamos por eso. Cuando elegí  casarme, decidí trabajar por mi matrimonio. Pero lo que no sabía era trabajar sin ese amor que te ayuda a avanzar.

Cuando me di cuenta de que no lo quería, me enfrenté a una gran decisión. ¿Podemos trabajar juntos? O puedo renunciar a lo que fue mi matrimonio -y en lo que se había convertido realmente, y salir de él.

Después de muchas oraciones, decidí  trabajar a pesar de los problemas que ocurren en nuestro matrimonio. Decidí quedarme, y he aprendido algunas lecciones hermosas:

El amor es una elección.

Pensaba  que ya dominaba el amor. Lo conseguí cuando salíamos juntos. Sin embargo, aprendí que las mariposas que sientes cuando están de novios o recién casados no dura para siempre. Es el inicio de un profundo y ardiente amor y pasión lo que se debe  elegir.

Durante un tiempo, me quede en mi falta de amor. Viví  muchas emociones en este momento, y me golpeó hasta lo más bajo. Me he permitido simplemente estar sentada con el dolor que ocurre en mi vida, esperando que algo cambie. Mi esposo estaba tratando de cambiar, y por eso me di cuenta que nada cambiaría en mi final si no ponía  algún esfuerzo para amar. El amor no regresa por su propia cuenta.

Todos los días, incluso ahora, me hago la afirmación: puedo elegir a amar a mi esposo. Cuando siento duda sobre mi amor, me pregunto  ¿Por qué me siento así? Lo que está ocurriéndome  ¿podría ser la causa? Si él está tomando decisiones que impactaron mi capacidad de amar, evaluó sus acciones y me pregunto ¿que estará ocurriendo en su vida que le causa actuar de esta manera? Mucho de uno mismo y de la relación se produce durante este tiempo.

Entonces,  elegí quedarme, elegí amar. Hago cosas para servirle a él. Cuando le sirvo, me siento más relajada y el amor revive. Cada vez, vuelve con más profundidad y menos mariposas.

El matrimonio no es fácil. Darse a alguien totalmente no es fácil. El amor no es fácil. Cuando las cosas van mal, parece fácil darse por vencido. Sin embargo, darse por vencido, no siempre es la respuesta. Por lo menos, no era para mí en aquel momento. Y ahora todavía no lo es.

A veces, está bien irse. A veces, tienes que irte. Que yo no lo elegí no significa que no aprendí que me puedo ir si siento que es lo correcto. Sería una mentirosa si dijera que no había contemplado el  divorcio. Antes de estar casada, pensaba que el divorcio no era una opción. Ahora sé que el divorcio es una opción, y entiendo las razones por las que alguien elegiría esa ruta especialmente cuando el cónyuge ya se ha rendido en el matrimonio o si estuvo involucrado el abuso.

Cuando desperté y me di cuenta que no amaba a mi esposo, había cambiado. El cambio me enseñó tres grandes lecciones: Sé que el amor es una elección. Sé cómo elegir el amor. Y sé que a veces tienes que irte. Debido a esta experiencia, he cambiado para siempre.

Escrito por Kiliee Luthi

 

 

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