14 de diciembre: Ilumina el Mundo vistiendo al desnudo

desnudo

Las actividades de Ilumina el Mundo de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se han vuelto parte de nuestros preparativos para recibir la Navidad. Ahora ya no solo nos preparamos para tener una cena y abrir regalos, también disfrutamos de la dádiva más grande que ya recibimos: nuestro Salvador Jesucristo.

Ilumina el Mundo vistiendo al desnudo

Jesús también nos enseñó que nuestras posesiones son más valiosas cuando se regalan, especialmente con Su admonición de vestir al desnudo. Si donamos parte de nuestra ropa a los más necesitados estaremos proporcionando el mismo calor que dieron los pañales al envolver al Salvador cuando nació. A continuación, tres formas de vestir al desnudo.

Dona parte de tu ropa

Donar parte de nuestra ropa es diferente donar ropa que ya no necesitemos, porque entonces se convertiría en una limosna. De manera personal, evaluemos qué prendas de vestir podemos donar para los más necesitados.

Recordemos la escritura que está en Isaías 58:7 “¿No consiste en que compartas tu pan con el hambriento y a los pobres errantes alojes en tu casa; en que cuando veas al desnudo, lo cubras y no te escondas del que es tu propia carne?

vestir al desnudo

Recolecta ropa

Otra forma de vestir al desnudo es recolectar ropa usada o nueva para donar a instituciones que albergan a niños y ancianos. La ayuda también puede ser recibida personas que se encuentran en los hospitales que vienen de otras ciudades para cuidar a sus familiares enfermos a ayudar a los jóvenes y jovencitas que pronto saldrán a una misión y no tiene los recursos necesarios para comprar toda la ropa que deben llevar.

Recuerda que es nuestra responsabilidad

El presidente Thomas S. Monson dijo: “Tenemos la responsabilidad de dar ayuda como también esperanza a los hambrientos, destituidos y oprimidos de este país y del extranjero”.

Al realizar estas actividades, no tienen que hacerlo solos, tendremos mejores resultados al hacerlo con nuestra familia y amigos y si el desánimo llega, recuerden las palabras del obispo H. David Burton: “¿Podemos dejar a un lado nuestro amor por los bienes y escuchar el llanto del hambriento, del necesitado, del desnudo, del enfermo y del afligido?”

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