El Profeta de Dios: Mi faro en tiempos difíciles.

Hace uno días, Gordon B. Hinckley, Presidente y Profeta de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, falleció. Yo estaba reunida con unos amigos cercanos cuando recibí la llamada, informándome de su muerte. Cuando transmití a mis amigos la noticia, el silencio se apoderó de la habitación. Mientras observaba nuestro pequeño grupo noté ojos llenos de lágrimas y semblantes tristes.

gordon-b-hinckley-mormonNo puedo describir con palabras el gran significado que el Presidente Hinckley ha tenido en mi vida.Siempretendré en mi corazón sentimientos de amor, honor, y gratitud por él por el resto de mi vida.

Estaba en mi adolescencia cuando él fue llamado a ser Profeta, probablemente la razón por la cual el Presidente Hinckley tiene tan gran impacto en mi vida. Aún me veo sentada en una audiencia llena de jóvenes cuando el oró por nosotros. Recuerdo haber visto el video llamado “Testigos Especiales de Cristo” y escucharle y verle, así como al resto de la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles al compartir solemnemente sus testimonios sobre la vida, divinidad y el propósito del Señor Jesucristo. Siempre se preocupó por la juventud, y los adultos solteros de la Iglesia, y del mundo en general.Recuerdo incontables discursos ofrecidos con la esperanza de fortalecernos, inspirarnos, y guiarnos para que pudiésemos ser todo para lo cual fuimos creados. Uno de mis favoritos fue el discurso de las “Seis B” (más tarde añadió tres más).

Muchas veces en mi vida se me ha preguntado (con frecuencia por adulto solteros) ¿para qué necesitamos un profeta en la tierra? Cuando me encuentro con esta honesta y sincera pregunta, trato de explicar que para mí un Profeta Viviente es la muestra de amor de unDios a quien le importamos. Un Profeta es un hombre llamado por Diospara declarar Su palabras, expresar Sus advertencias, y ser Su testigo para llevar a todo hombre a Cristo.

Cuando digo lo anterior, mis amigos me dicen que para eso tenemos escrituras las cuales contienen la palabra de Dios, la cual nos lleva a Cristo, entonces, ¿para qué necesitamos más? En una ocasión, mi mente se afianzó de una lección que mi madre me había dado durante mi niñez. La lección extrañamente tenía que ver con faros.

Siempre me ha fascinado y confundido el concepto de los faros. Me imagino una noche tormentosa, y un barco perdido en el mar tratando de encontrar un puerto seguro.Y justo en el momento en que esta apunto de darse por vencido, el capitán ve una luz poderosa en medio de la oscuridad. El sabe que tierra y seguridad están cerca.He aquí donde mi imaginación y entendimiento me fallan. Sólo por el hecho de que él sabe que tierra está cerca, no significa que él está seguro.

¿Cómo es que una luz puede guiarle a través de los peligrosos arrecifes y encontrar el camino seguro hacia el puerto?Sabiendo que mi madre creció en Hawaii, cerca de Puerto Perla (Pearl Harbor), pensé que ella podía tener una explicación. Y sí la tenía. -Existen dos faros-, me dijo ella, -Los cuales son suficientemente poderosos para atravesar la oscuridad y advertirles a los navegantes que tierra está cerca-. Sin embargo, yo tenía razón.Un solo faro no tenía la habilidad de guiar el barco hacia la seguridad del puerto. Ese era el trabajo de la segunda luz, la cual siempre se encuentra en lo alto de una colina.Una vez que el capitán encuentra la primera luz, él busca la segunda. Cuando encuentra ambas, todo lo que tiene que hacer es alinear los dos faros y éstos le enseñan el camino seguro a seguir.

Esta historia me enseñó por qué es que necesitamos un profeta. Somos como barcos perdidos en tumultuosos mares de la vida tratando de encontrar el camino seguro para llegar al puerto de Dios. En medio de la tormenta no podemos ver los peligrosos arrecifes. NO podemos ni siquiera ver si estamos en la dirección correcta.Si no recibiéramos ayuda, nos perderíamos con seguridad. Me imagino el Espíritu de Dios como un Faro poderoso. La luz del Espíritu atraviesa la oscuridad y brinda la esperanza de que tierra está cerca. Entonces, detectamos la segunda luz sobre la colina, la cual yo veo como el Profeta. Esta luz no es un reemplazo de la luz del faro, sino una adiciónpara ser usada en conjunto con el faro.

Estoy muy agradecida por la bendición de tener un Profeta de Dios, quien en conjunto con el Espíritu Santo, me muestra el camino seguro de regreso a mi hogar celestial. Ahora puedo aventurarme a los océanos de la vida con confianza, esperanza y paz.

Todos estos pensamientos cruzaron por mi mente en el momento preciso en que recibí la noticia del fallecimiento del Presidente Hinckley. Sentí dolor, pues lo voy a extrañar más de lo que puedo decir. Sin embargo, después de unos momentos, sentí paz y gozo,pues se que el Presidente Hinckley vivió una vida plena y ahora se reunió con sus seres amados, incluyendo a su amada esposa Marjorie. No tuve ninguna consternación, pues sé que el siguiente Profeta será llamado por Dios y ha sido preparado para tomar el lugar del Presidente Hinckley como Profeta Viviente de Dios en la tierra. Él será inspirado y digno de cumplir con esa gran responsabilidad. De esto estoy segura, tal y como sucedió con Josué, el profeta que reemplazo a Moisés, que Dios estará con nuestro nuevo Profeta.

Por Julia Goff el 31 de enero de 2008.

Comentarios
Esto me parece muy interesante x k estamos hablando de los profetas lo cual hace algunos dias nos dieron esa clase en la iglesia de jesucristo delos santos de los ultimos dias y me parecio que aquella persona que puso eso se merece un grandisimo 10 porque puso cosas que me gustaron y que me ban a gustar bueno bye cuidense y no dejen de ir ala iglesia de jesucristo de los santos delos ultimos dias e inviten alos demas gracias :) .
julio cesar chavez

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