El sacerdocio fortalece los hogares mormones

Cuando Cristo vino a la tierra, Él bendijo a otros para sanarlos de sus enfermedades y males. Él incluso hizo devolvió gente a la vida. Este poder que tenía se llama el Sacerdocio de Melquisedec.

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Para La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, el Sacerdocio de Melquisedec fue restaurado a la tierra por medio de José Smith y Oliverio Cowdery quienes lo recibieron de los apóstoles de la antigüedad: Pedro, Santiago y Juan. Este poder del sacerdocio es conferido a todos los miembros varones dignos que actúan en nombre de Dios para dar bendiciones de consuelo y salud. A través de padres, abuelos, tíos, hermanos y sobrinos vivos justos puede bendecir las vidas de todos los que están enfermos o afligidos de alguna manera.

José Smith enseñó un principio importante del sacerdocio cuando escribió: (registrado en Doctrina y Convenios 121:36) “los derechos del sacerdocio están inseparablemente unidos a los poderes del cielo, y que éstos no pueden ser gobernados ni manejados sino conforme a los principios de la rectitud”.

A través de los años he sido la beneficiaria de muchas bendiciones del sacerdocio por consuelo en momentos de estrés, en grandes enfermedades o aflicciones de alguna manera y estas bendiciones siempre me han ayudado.  Ellas son un regalo del cielo para aquellos que son bendecidos por estos poseedores del sacerdocio.

Un poseedor justo del sacerdocio en el hogar es una bendición para todos los que viven allí y para aquellos que se relacionan con ellos. Trae una paz que ayuda a fortalecer a la familia. Junto con la bendición de las familias por consuelo o salud, los hombres con este sacerdocio tienen el poder de dar bendiciones a los bebés, bautizar a sus propios hijos y a otros, ordenar a sus hijos al sacerdocio al cumplir los doce años y dar bendiciones especiales como padres. También significa que pueden llevar a sus familias al templo para ser sellados por esta vida y por la eternidad.  Esta es una de las bendiciones más grandes que podemos tener, ya que mantiene unida a la familia.

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Los hombres honran su sacerdocio cumpliendo con los llamamientos en la Iglesia cuando es necesario y visitan a las familias asignadas cada mes, a lo que se llama la Orientación Familiar. Los maestros orientadores aportan un buen espíritu en el hogar. Son una cuerda de salvamento en caso de emergencia para obtener ayuda cuando se necesite.

De la escritura dada de la Iglesia viene la promesa y el convenio del sacerdocio. (Doctrina y Convenios 84: 33-44) Básicamente, dice que si el hombre mantiene su fe en Dios y sigue Sus mandamientos para una vida recta y bendice a los demás con su sacerdocio entonces Dios le contará como uno de los elegidos de Dios.

Para las familias, los miembros del sacerdocio son amonestados a proporcionar, presidir y proteger, lo que les recuerda a los hombres que deben mantener a sus familias, no sólo en las necesidades temporales, sino también en la orientación espiritual. Presidir dando un buen ejemplo de una vida recta en el hogar, en honor a las esposas e hijos y proteger a sus seres queridos de los males del mundo. (Revista Living LDS. 9 de junio de 2008)

Ser un líder del sacerdocio en el hogar no significa que la vida será perfecta. Todavía están las tensiones del mundo y las pruebas de cada día con las que lidiar como las dificultades de empleo, la tentación por el pecado, el abuso, la crueldad y el adulterio. Pero si los hombres toman su responsabilidad del sacerdocio en serio, recordándose a sí mismos de las promesas de justicia que Dios les da, entonces puede haber una marcada diferencia en la forma en que se manejan las aflicciones familiares y cuán amados son los hijos. Los hombres se vuelven desprendidos y más orientados al servicio. Ellos tienden a llegar a los demás y son una bendición para los que les rodean. El sacerdocio es una bendición para todos los hombres que lo ejercen, aunque es una gran responsabilidad que descansa sobre los hombros de los hombres que pueden magnificar su llamamiento como líderes del sacerdocio en sus hogares.

Por lo tanto, este poder del sacerdocio que Cristo usó ayudará a todos los hombres a ser mejores seres humanos y a cuidar de sus familias. Llegarán a ser más como Cristo y tratarán a los demás con más amabilidad en las comunidades, el lugar de trabajo y más allá. Indiscutiblemente, esto es una gran bendición para todos los que los conocen.

Este artículo fue escrito por

Valerie Steimle

Valerie Steimle ha estado escribiendo como una defensora de la familia por más de 20 años. Como conversa a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos días promueve la vida cristiana en sus escritos y es madre de nueve hijos y abuela de diez, y vive en el sur de Alabama. La serñoa Steimle es autora de cinco libros y es escritora contribuyente de varios sitios web en línea. Para ella, el tiempo es el bien más preciado que tenemos y sabe que debemos utilizarlo sabiamente.

Comentarios
gracias por su mensaje ,agregando algo mas, el sacerdocio es amor, prudencia consuelo es servicio, paciencia el sacerdocio no es autoritarismo.
Miguel Merino

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