“Nadie podía librarlos sino el Señor” Lección 19 del Libro de Mormón

El objetivo de esta clase es animar a los miembros de la clase a renovar su determinación de honrar sus convenios bautismales y de confiar en el Señor. Es menester escudriñar Mosíah 18-24.

Alma enseña el convenio bautismal y bautiza a muchas personas.

Analicemos los versículos del capítulo 18 de Mosíah. Recordemos que Alma fue uno de los sacerdotes de Noé, creyó las enseñanzas de Abinadí. Huyó de los siervos de Noé y se escondió en el desierto, en donde escribió “todas las palabras que Abinadí había hablado”. (Mosíah 18:1-3)

  • ¿Qué significa “entrar en el redil de Dios… y ser llamados su pueblo”?
  • ¿Qué estaba dispuesto a hacer el pueblo como miembros del redil de Dios?
  • “Llevar las cargas los unos de los otros” (Mosíah 18:8).
  • “Llorar con los que lloran” (Mosíah 18:9).
  • “Consolar a los que necesitan de consuelo” (Mosíah 18:9).
  • “Ser testigos de Dios” (Mosíah 18:9).
  • Después que Alma predicó al pueblo, les invitó a bautizarse y a hacer un convenio con El Señor. ¿Qué es un convenio?

El presidente Joseph Fielding Smith enseñó: “Un convenio es contrato y un acuerdo entre por lo menos dos partes. En el caso de los convenios del Evangelio, las partes son el Señor del cielo y los hombres de la tierra. Los hombres acuerdan guardar los mandamientos y el Señor promete recompensarles de acuerdo con sus obras”.

  • Al hacer referencia a Mosíah 18:8-13, el presidente Marion G. Romney dijo: “No conozco una explicación mejor sobre [el convenio bautismal]”. Según Mosíah 18:8-13, ¿qué nos comprometemos a hacer cuando nos bautizamos?
  • Después de que las personas se bautizaron, Alma les mandó a tener “entrelazados sus corazones con unidad y amor”. ¿Qué podemos hacer nuestro hogar y en nuestro barrio o rama para seguir este mandamiento?

El rey Noé traiciona a su pueblo y padece la muerte por fuego

Al analizar Mosíah 19, vemos que algunos de los súbditos del rey Noé comenzaron a volverse en su contra. Una de esas personas, Gedeón, estaba a punto de matar a Noé cuando éste vio que un ejército de Lamanitas avanzaba hacia ellos.

  • ¿Qué hizo el rey Noé cuando vio que los Lamanitas avanzaban? ¿Por quién estaba más preocupado Noé? ¿Cómo se compara esto con las personas de hoy, que al igual qe Noé, tratan de alejarnos del Señor y sus profetas?
  • Tal como lo profetizó Abinadí, el rey Noé murió “igual que un vestido en un horno ardiente”.

El pueblo de Limnhi es castigado y finalmente liberado por el Señor

Al analizar los capítulos del 20 al 22 de Mosíah, notamos que se relata la ocasión en que Ammón y sus hermanos encuentran al pueblo de Limhi, tal como lo vimos en la lección 17. Después de la muerte de Noé, su hijo Limhi llegó a ser el rey. Limhi hizo juramento de que él y su pueblo pagarían la mitad de sus posesiones al rey de los Lamanitas a cambio de la promesa de que los Lamanitas no los matarían.

  • Cuando los Lamanitas se enteraron de que habían juzgado mal al pueblo de Limhi, regresaron en paz a su propia tierra; sin embargo, “después de muchos días, los Lamanitas empezaron otra vez a incitarse a la ira contra los nefitas” ¿Qué hicieron los lamanitas a los nefitas para no quebrantar el juramento de su rey de que no los matarían?

El Señor libra del cautiverio al pueblo de Alma

Al analizar Mosíah 23-24, comprendamos la diferencia que hay entre la forma en que el Señor bendijo al pueblo de Limhi, el cual intentó librarse tres veces por sí solo antes de acudir a  Él, y la forma en que bendijo al pueblo de Alma, que confió totalmente en Él.

  • Bajo el liderazgo de Alma, su pueblo vivió en rectitud y prosperó; no obstante, El Señor permitió que cayera bajo el cautiverio de Amulón, que había sido uno de los sacerdotes del rey Noé. ¿En qué forma cumplió las profecías de Abinadí el cautiverio del pueblo de Alma? ¿De qué manera pueden nuestras malas decisiones ocasionarnos consecuencias tardías aun después de que nuestros pecados nos hayan sido perdonados?

El élder Marvin J. Ashton dijo: “Nuestra libertad de escoger nuestro modo de proceder en la vida no nos libera de las consecuencias de nuestros actos. El amor de Dios por nosotros es constante y no disminuirá, pero no puede rescatarnos de los efectos dolorosos de lo malo que escojamos hacer”.

  • Aunque el Señor no pudo evitar que el pueblo de Alma sufriera las consecuencias de sus pecados anteriores, los consoló y los fortaleció en sus aflicciones.

 

 

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