Cuando el Día de la Madre es Difícil: Pensamientos de una Mujer Soltera de 40 Años

día de la madre

Hubo un momento en mi vida en el que quería ser actriz.

Así que cuando la actuación de sexto grado se presentó, yo ansiosamente audicioné y bastante segura; se me audicionó para un papel con diálogo.

La obra era un melodrama anticuado y la actriz principal era un tipo de joven damisela en  angustia que en el curso de la obra estaba atada a algunas vías del tren por un villano cobarde y salvada por un héroe galante. Y yo quería ser ella. Realmente lo quería.

Sin embargo, tal vez debido a mi presencia madura (o quizás sólo porque yo era la chica más alta que audicionó), el papel principal no fue para mí y en su lugar fui elegida como la madre rica e insufrible del héroe.

(No te sientas mal por mí, me puse un disfraz muy bueno.)

Audicioné para otra obra en séptimo grado.

Era una obra donde el 90 por ciento de los personajes eran niños. ¿Mi papel? Madre # 4.

El de octavo grado iba a ser mi oportunidad.

La obra giraba alrededor de una familia con cuatro hijas. CUATRO HIJAS.

Mis probabilidades de alcanzar finalmente el estatus de ingenua no iban a ser más altas que estas.

Cuando se publicó la lista de reparto, me emocionó ver mi nombre en segunda posición.

Con el corazón palpitante, volví mis ojos hacia la izquierda para ver qué hija me iba a tocar ser  y leería lo que había estado esperando todo este tiempo. . . Sra. Smith, su madre.

Me retiré de la actución poco después.

Tanto en la actuación como en la vida real, a veces se nos dan roles que no queremos y en otras ocasiones el papel que se nos da no resulta como anticipábamos.

Irónicamente, el desdén que sentía por sólo ser vista como la madre en los papeles de actuación no se trasladó a mi vida real.

La realidad es que siempre quise ser madre.

Nunca se me ocurrió que no sería una.

La maternidad no es la misma para todas

La maternidad es uno de esos papeles difíciles, muy personales que es imposible de definir de una manera que se sienta igual para todas las demás.

Algunas mujeres no pueden tener hijos, ya sea por circunstancias o limitaciones físicas.

Algunas mujeres eligen las familias grandes y lidian con cabezas que se sacuden con un tono de juicio cuando los hijos pelean en el supermercado.

Algunas mujeres no tienen hijos y se les hacen preguntas evasivas acerca del por qué.

Conozco mujeres que se regocijan en cada elemento de la maternidad y otras cuyo sentido del yo se sienten envueltas por completo en las realidades cotidianas del cuidado familiar.

Tenemos madres que se quedan en casa, mamás que trabajan, madres solteras y mamás de paso (incluso tenemos tías mamás, que es un término que mi sobrina y yo inventamos y estoy fingiendo que existe).

Todos conocemos y amamos a muchos tipos de mamás y, sin embargo, si siguen mis publicaciones de Facebook, sabrán que el Día de la Madre es difícil para algunas de nosotras.

Y lo entiendo, lo he sentido.

Tenemos un día especial para celebrar algo que todos definimos y experimentamos de manera diferente.

En lugar de celebrar todo lo que hemos logrado, a veces se siente como un recordatorio de todo lo que no.

La realidad a veces difícil del Día de la Madre

Tengo una buena amiga que decide quedarse en casa el Día de la Madre en vez de ir a la iglesia.

Ella es madre de tres niños interesantes y amables que la aman mucho, pero escuchar historias de madres “perfectas” de otras personas la hacen sentir mal.

Para mí, el día en sí mismo está bien.

Me gusta asistir a la iglesia y escuchar los mensajes que se dan.

Pero hay una parte del Día de la Madre en la iglesia que temo: la entrega de los regalos del Día de la Madre.

En cada barrio al que he asistido como adulto, el barrio entrega un pequeño regalo a todas las mujeres del barrio.

Ahora, los regalos se supone que son para todas las mujeres adultas, pero todavía se llama un “regalo del Día de la Madre” y los niños pequeños los reparten, así que lo que sigue es confusión.

Nada me pone más en evidencia que al final de la reunión cuando el obispo pide a todas las mujeres que se levanten para que podamos ser identificadas.

Este es uno de esos momentos en los que no puedo ganar: Si me quedo sentada, alguna mujer bien intencionada dirá: “ponte de pie, esto es para todas nosotras”.

Pero estar de pie también se siente mal. Y aunque nadie lo piense … me siento como un fraude. Y me pone triste.

He intentado evitarlo. Por lo general me levanto inmediatamente después de la oración de cierre y salgo de allí antes de que se convierta en un problema.

Hubo un año en que el regalo era una pequeña caja de chocolates, y así que decidí que quizá era hora de dejar de lado mis sentimientos incómodos y aceptar el regalo.

Por supuesto, ese era el momento en que el niño que me lo entregaba, un niño de 14 años (que sabía que yo no era una madre) me miró con confusión y en su ignorancia, vaciló. “Sólo dame el chocolate.” Dije y rápidamente fui a casa.

Me preocupa que algunos de nosotros tratamos el Día de la Madre como una prueba de fuego para medir nuestro valor como mujer.

Es un tipo de día de juicio donde nos mantenemos a un nivel que es difícil de expresar o de estar acuerdo.

En este escenario, todos perdemos. Sé que hay mujeres que no se sienten en discordia entre quiénes son y quiénes desearían poder ser.

Pero todos conocemos a mujeres y madres que se sienten marginadas, solas o indignas.

El punto es que tenemos que ser más amables, el uno con el otro sí, pero también con nosotras mismas.

Una de las mayores alegrías de mi vida es ser tía de siete hijos “perfectos”.

Los amo inmensamente. Los siento como si fueran míos, como si vinieran de mi propio cuerpo.

Los he criado de manera diferente a la de sus padres reales, pero no menos hermosa.

En este Día de la Madre, estoy eligiendo celebrar la alegría que he encontrado en un papel que no habría elegido.

Celebro a todas las mujeres, en cualquier circunstancia que se encuentren, por sus esfuerzos y logros y por su corazón.

 

¡Feliz día de la Madre!

 

 

 

 

 

Este artículo fue escrito originalmente por Erin Hallstom y compartido en ldsliving.com, con el título When Mother´s Day is Hard: A 40-year-old Single Woman´s ThoughtsEspañol ©2017 LDS Living, A Division of Deseret Book Company | English ©2017 LDS Living, A Division of Deseret Book Company.

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