Cómo orar de una manera que Dios pueda contestar

Luego de años de orar y que sus oraciones parecieran no tener respuestas, una mamá SUD descubrió algunos hábitos que la estaban alejando de esas respuestas que tanto necesitaba. Luego de estudiar cuidadosamente, ella descubrió una fórmula increíble que ha revolucionado  la manera en la que ella se comunica con el Padre Celestial.

Son las 4:30 de la mañana y mi hijo de dos meses está despierto de nuevo, por cuarta vez. “Dios, por favor, ayúdalo a dormirse de nuevo”, ruego silenciosamente en mi mente.

No. Él aún está despierto.

Lo levanto, le doy de comer y lo pongo en su cama nuevamente. “¡Dios, por favor, ayúdalo a dormir!”

No. No duerme de más, y se despierta una hora más tarde.

Ahora, repite esta escena por dos meses.  

Creo que cuando mi tercer hijo nació, al menos un 90 por ciento de mis oraciones eran relacionadas con los patrones de sueño. Sin embargo, este tipo de oraciones parecían nunca tener respuesta, al menos no en el periodo de tiempo que yo esperaba.

Esto no hizo que yo perdiera mi fe en el poder de la oración, pero si me hizo reflexionar la manera en la que yo podía mejorar mis oraciones para pedir cosas que Dios pudiera responder efectivamente.

La Guía para el estudio de las Escrituras dice: “Oramos al Padre en el nombre de Cristo (Juan 14:13–1416:23–24). Podemos realmente orar en el nombre de Cristo cuando nuestros deseos también son los de Él (Juan 15:7DyC 46:30). Al orar así, pedimos lo que es correcto y hacemos posible que Dios nos lo otorgue (3 Ne. 18:20). Algunas oraciones permanecen sin contestar porque no representan en forma alguna el deseo de Cristo, sino que nacen del egoísmo del hombre (Stg. 4:3DyC 46:9)”.

¿Cuáles son esas cosas que Dios puede darnos? ¿Cómo podemos asegurarnos que mis deseos son los deseos de Cristo?

Para entender esto, dibuje un pequeño diagrama: mis deseos en la izquierda, los deseos de Dios a la derecha y lo que ambos queremos en el medio.

lo que yo quiero

A la izquierda escribí algunas de las cosas por las que solía orar mucho (sueño, comodidad, salud, niños felices y obedientes, un esposo feliz, todo fácil y feliz); en el medio escribí las cosas que yo estaba segura que Dios quería para mi también. Estos dos círculos no eran mutuamente exclusivos. Podría ser que Dios quisiera todo lo del círculo de la izquierda también, pero aun yo no estaba segura cuál era su voluntad. Solamente estaba segura de que Él quiere que siempre guarde Sus mandamientos, que sea fiel, amable e indulgente.

A la derecha, escribí las cosas que Dios quiere para mí que no siempre es lo que yo deseo para mi misma. Las más importantes en esta lista son las adversidades. Muy pocas veces quiero adversidad en mi vida, pero debo admitir que son los momentos en los que más crezco y me acerco a Dios. Es bueno para la meta de cambio de corazón que ambos tenemos. Además, en este círculo puedo incluir aquellos mandamientos que son particularmente difíciles para mí de mantener.

Me di cuenta que las cosas que quiero son generalmente cosas circunstanciales, o sea, basadas en las circunstancias de mi vida, mientras que las cosas que Dios quiere para mí son principalmente cosas que tienen que ver con el estado de mi corazón.

Entonces, ¿esto significa que no puedo nunca pedir por cosas circunstanciales? ¡De ninguna manera! ¿Significa esto que Dios nunca va a contestar mis oraciones si solo pido por cosas que quiero? ¡Definitivamente no!

He tenido muchísimas experiencias en las que he orado por cosas que quiero y que Dios me ha dado como para pensar que a Dios no le importa el lado izquierdo de la gráfica. Yo pienso que Dios nos ama a cada uno de nosotros y realmente se preocupa por lo que nosotros queremos. Creo que Él se deleita en darnos esas pequeñas cosas por las que a veces pedimos. Como cualquier otro buen padre, Él sabe regalarnos cosas buenas. Pero sobre todo, Él quiere lo mejor para nosotros, y lo que es mejor eternamente no siempre incluye las circunstancias por las que esperamos desesperadamente.

¿Así que, como debemos orar para alinear estos dos círculos? ¿Cómo hacemos para orar por cosas que queremos pero a la vez aceptar la voluntad de Dios y lo que Él desea para mí?

Creé una pequeña fórmula para que me ayude en mis oraciones. Es simplemente lo siguiente: cuando pidas algo que quieres, pero que no estas totalmente seguro que sea lo que Dios quiere para ti, agrega la frase “pero sino” y luego agrega algo de lo que estáss seguro que Dios quiere para ti.

Por ejemplo: “Dios, por favor ayúdame a dormir un pocohoy de noche, pero sino, ayúdame a tener suficiente energía para ser amable y trabajar duro” “Dios, por favor bendice a mi hijo a que se cure de su enfermedad y que se sienta mejor, pero sino, ayúdanos a confiar en Ti y ser pacientes uno con el otro. “Dios, por favor bendíceme para poder sentirme incluido en mi grupo de amigos, pero sino, aunque me sienta excluido, ayúdame a ser amable y generoso”.

He estado probando este método por un año y podría decir que mi probabilidad de éxito ha aumentado considerablemente. Estos son algunos de los beneficios que he experimentado hasta ahora:

Siento que finalmente estoy cumpliendo con el verdadero propósito de la oración, que no es el de negociar mis deseos, sino el de alinearlos con los de Dios. Los dos círculos de mi gráfica se han unido mucho más desde que empecé a orar de esta manera.

Un beneficio inesperado ha sido que ya no le temo a las situaciones difíciles, o al no obtener lo que quiero como le temía antes, porque ya he visto y he sentido que Dios contesta mis oraciones, mis deseos y mis “y sino”.

Ha sido un gran ejercicio el poder orar, no para que mis circunstancias cambien, pero para que yo cambie con las circunstancias, que es lo que el Élder Bednar dice que es clave para que haga efecto Su gracia, que es uno de mis discursos favoritos del evangelio.

Realmente siento una confianza profunda en Dios, que crece día a día dentro de mí.

Eventualmente, mi hijo y yo pudimos dormir más durante las noches (a pesar de que aún tiene ese hábito de levantarse a las 5:30 de la mañana). Pero está bien. Quizás no tenga siempre lo que quiero tener al momento que quiero, pero puedo sentir el amor de Dios y recibir esas cosas que necesito para convertirme en la persona que Él quiere que sea.

 

Artículo publicado y escrito originalmente por Celeste Davis para lds.org. Traducido al español por Giulianna Collato.

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