Los huérfanos mormones en Mozambique: La verdadera historia

Ninguna de las familia había planeado adoptar a un niño cuando viajaron separadamente a Mozambique, pero fue el espíritu de dos niños pequeños, mejores amigos, que llevaron a circunstancias asombrosas a unir dos familias.

Fue en su primer viaje a Mozambique en el 2003 que LaCinda Lewis conoció a Kelvin de 5 años en un estrecho centro de adopción.

A los cuatro años de edad, el pequeño Kelvin había pasado sus días en busca de comida y sus noches en busca de un lugar seguro que pudiera llamar hogar. Annie Packard (Lewis), la futura nuera de LaCinda, lo encontró dando vueltas en las calles de Mozambique.

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Kelvin y su papá adoptivo John Lewis

Annie Packard (Lewis) y su madre, Cindy Packard, primero llegaron a Kelvin en el verano de 2002. Fue a través de la familia Packard que LaCinda Lewis se enteró de la situación de Kelvin e inició el proceso de adopción.

Como fundadores de “Care for Life”, una organización no-gubernamental (ONG) que opera en Mozambique, la familia Packard primero se contactó con la tía de de Kelvin para ver si ella estaría dispuesta a hacerse cargo de él. Sin embargo, su familia –  como muchos en Mozambique – sufría bajo la extrema pobreza. Cuando es casi imposible proveer para tu propia familia, llevar una boca extra para alimentar, no es una opción.

Una naranja, una manzana, y un cambio de ropa era todo lo que Kelvin tenía cuando su tía lo dejó en un edificio lleno de extraños. Extraños, eso era, excepto por una cara familiar: su amigo de la infancia Afonso. Los dos crecieron juntos. Inseparables, ellos habían jugado de pequeños bajo el ojo protector de sus madres en una remota villa de Marromeu en el centro de Mozambique. Cuando los padres de Afonso cayeron víctimas del sida, él fue enviado a vivir en un orfanato en Beira –  el mismo orfanato donde Kelvin terminó después de la muerte de su propia madre. Juntos una vez más, los niños se aferraron el uno al otro en un lugar en el que es difícil aferrarse a algo.

“Cuando Kelvin comparte sus sentimientos acerca de la muerte de su madre y luego ser dejado en el orfanato, aún es muy triste para él. El dolor es muy real en su vida”, escribió LaCinda Lewis.

UN FELIZ ACCIDENTE EN MEDIO DE INFORTUNADAS CIRCUNSTANCIAS

Treinta y siete millones de personas alrededor del mundo viven con VIH. De las cuales, 25.8 millones residen en la África sub-sahereana. Aquellos que quienes se enfrentan a la peor parte del impacto del sida, son sin embargo, los hijos de las víctimas. Ellos ven a sus padres, tías, tíos, y hermanos desvanecerse, afligidos por úlceras en la boca, fatiga, diarrea y pérdida de memoria, como el sistema inmunológico se desmantela lentamente y eventualmente se destruye. Una vez que el sida ha barrido imparcial su hoz a través de la familia del niño, son enviados a vivir en orfanatos – invaden con la enfermedad y sobrepoblado por niños como ellos. Ellos viven juntos en condiciones que las personas  del primer mundo consideraríamos inhumano.

El orfanato en el que vivieron Kelvin y Afonso fue un ejemplo perfecto de esto. Un edificio con el propósito de hospedar 100, hospedó 120. Los niños corrían desenfrenadamente afuera, sin supervisión, muchos de ellos soportando la elevación, erupción de sarna roja en su piel. Cualquier posesión material era susceptible a ser robado. “Aún las escrituras que les dimos fueron robadas en el orfanato”, dijo Sharon Slater, mamá adoptiva de Afonso.

“Ellos fueron mejores amigos desde sus memorias más tempranas”, nota Sharon Slater, quien (sin saberlo la familia Lewis) comenzó  el proceso de adopción por Afonso y sus dos hermanos (Luis y Amelia) con su esposo Greg en 2002. La familia Slater conoció a Afonso y a sus hermanos en un viaje de prevención del Sida en Mozambique, organizado a través de Care for Life en Arizona. Al conocer al trío de hermanos, Sharon Slater sintió “en cada fibra” de su ser que Afonso, Luis y Amelia estaban destinados a ser de su familia.

Ni los Slater ni los Lewis supieron de la intención de los otros de adoptar – ni se conocían.. A pesar de que las familias eran casi vecinas, miembros de la iglesia de los Santos de lo Últimos Días, y sus hijos asistían a las mismas escuelas, no fue sino hasta unos meses en sus separados procesos de adopción que los residentes de Gilbert, Arizona fueron presentados. Las familias se conocieron, compararon notas, y comenzaron a trabajar juntos en las adopciones.

Esta realización significaba dos cosas:

  1. La amistad de Afonso y Kelvin podría trascender barreras internacionales.

Las familias Slater y Lewis no estarían solas durante el arduo trayecto por delante.                                         

“LAS MADRES NO SE DAN POR VENCIDAS POR SUS HIJOS”

La Convención de Protección de los Niños y Co-operación con respecto a la Adopción entre países de El Haya pretende hacer las adopciones entre países más fáciles y más seguras para la adopción de los niños. Desafortunadamente, Mozambique no es parte de la Convención de la Haya.

Bajo las leyes de adopción de Mozambique, los padres adoptantes extranjeros están sujetos a las mismas leyes pertenecientes a los residentes de Mozambique, incluyendo el requerimiento de que los niños sean monitoreados por la corte hasta la edad de 21 años. Esto puede suponer un problema para las familias adoptantes de los Estados Unidos, especialmente si la corte determina que el niño no puede ser monitoreado adecuadamente fuera de Mozambique.

Debido al alto volumen de tráfico de personas que ocurre dentro de Mozambique, y la prostitución infantil que prevalece en Beira – la ciudad en la que se encuentra el orfanato del que Afonso y sus hermanos provenían –  el primer juez que los Slater encontraron fue más que cauteloso con los extranjeros. Acusando a la familia de tráfico de personas con la intención de vender las partes de los cuerpos de los niños, el juez negó la solicitud de adopción de la familia Slater. Ella luego, públicamente se adjudicó a sí misma el frustrar con éxito una red de internacional de tráfico de niños. La historia se publicó en periódicos locales de Mozambique y BBC emitió,  esta fue solo una prueba de un proceso que se extendería por los próximos siete años.

Sharon Slater y LaCinda Lewis nunca dejaron de velar por sus hijos durante la burocrática batalla sin fin que parecía que enfrentaban. Dos de sus cinco viajes a Mozambique lo hicieron juntos. En la expresión de su fiera maternal persistencia, LaCinda escribió:

“Sharon y yo viajamos a Mozambique muchas veces porque las madres nunca se rinden por sus hijos quienes cuentan con ellas. La historia de Kelvin y Afonso es la historia de África – un majestuoso continente, rico en recursos y lleno de gente hermosa, pero diezmados por la enfermedad, devastado por las guerras, y gobernado, en muchos casos, por líderes corruptos”.

En Marzo 2006, los oficiales de Mozambique asistieron a un seminario de adopción de huérfanos de dos días, auspiciado por Care for Life en Arizona. Ambos Lewis y Slater jugaron un rol muy importante en la preparación de este seminario. Los oficiales presentaron sus puntos de vista en los asuntos de los huérfanos y las políticas de adopción, escucharon las presentaciones en adopción internacional dado por expertos de Family Watch International, y tuvieron la oportunidad de visitar los hogares de niños de Mozambique adoptados para experimentar y observar la calidad de vida que se les proporciona. Los oficiales se fueron entusiasmados del seminario acerca de la adopción internacional, incluso con la redacción de la ley de adopción internacional. Sin embargo, la redacción fue derribada por el mismo juez que frustró la primera solicitud de adopción de los Slater, y ninguna ley se puso en marcha.

Los Slater una vez más presentaron una apelación a la decisión de la adopción en la corte de Mozambique, y fue denegada una vez más. Después de tal golpe, los Slater cesaron sus activos esfuerzos de adoptar a Afonso y a sus dos hermanos. Las cosas no parecían verse bien para las familias.

Luego, Sharon Slater fue nombrada la Madre del Año en Arizona 2007; ella escogió Families for Orphans como su plataforma. Afonso y sus hermanos fueron invitados a un tour  de dos semanas en Estados Unidos, hablando a grupos para sensibilizarlos de la situación de los huérfanos. La Universidad de Brigham Young también invitó a los tres niños a hablar en el seminario Orphan Awareness en el campus.

Durante este tiempo, una intensa lluvia causó severas inundaciones en Mozambique, devastando muchas de sus comunidades. Alrededor de un millón de personas fueron afligidas con el desplazamiento, la falta de accesibilidad de carreteras, así como las enfermedades transmitidas por el agua. Debido a la severa naturaleza de las inundaciones que afectaron el área  donde vivían los tres niños, ellos no pudieron regresar a Mozambique. Una corte en Arizona falló en contra del viaje de regreso a Mozambique por ser inseguro, confiando su cuidado a la familia Slater como niños en adopción temporal.

Menos de un año después, fue recomendado por el Servicio de Protección del Menor de Arizona que Afonso, Amelia y Luis sean adoptados permanentemente por el hogar de los Slater. La familia Slater estaba emocionada, después de siete años de batalla cuesta arriba, la familia estaría final y oficialmente completa. En diciembre 2009, el decreto de adopción fue emitido por la corte de Arizona.

Alrededor de seis meses más tarde, después de que sus súplicas por una familia, finalmente fueran escuchadas por  un juez empático, Kelvin llegó a Gilbert, a su nuevo hogar con la familia Lewis, y una vez más a los brazos familiares de su mejor amigo.

Los niños no compredían completamente lo que la adopción significaba, de que serían puestos en la misma escuela, que jugarían en el mismo equipo de fútbol, básquetbol, y soccer, o que vivirían a solo 1.7 millas de distancia entre ellos a pesar de estar a 10,000 millas lejos de su tierra natal.

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Afonso (izquierda) y Kelvin (derecha)

“Los niños se aman como hermanos. Ellos se relacionan el uno con el otro a un nivel en que las personas nunca entenderán. Nuestro Padre Celestial tiene ciertamente una mano que guía sus vidas”, dice LaCinda Lewis.

Este año, ambos Afonso y Kelvin se graduarán de secundaria y asistirán a la Universidad de Brigham Young (BYU). Ya no son más esos dos niños huérfanos, pateando el agua en la ducha y negándose a lavar los dientes. Ambos muchachos ven el futuro con esperanza y grandes planes. Kelvin quiere estudiar medicina y regresar a Mozambique a practicar como doctor, Afonso ha puesto la mira en relaciones internacionales con el propósito de “mejorar  el sistema de adopción”.

 

AVANZANDO: UNA MEJOR VIDA PARA LOS HUÉRFANOS DE MOZAMBIQUE

La experiencia de adopción abrió los ojos para las familias Slater y Lewis.

Ninguna esperó el largo, extenuante y  doloroso proceso, precedido por la felicidad de la adopción. “No teníamos idea que Mozambique  no tenía ningún acuerdo con Estados Unidos, o con ningún país para tal caso”, escribió LaCinda Lewis. “Si eres un patriota o un ex patriado, las adopciones no son un gran problema. Lo que nosotros estábamos tratando de hacer era ajeno para ellos”.

Le tomó 6 años a la familia Lewis adoptar a Kelvin. Durante  ese tiempo, LaCinda visitó Mozambique  tantas veces como pudo, pero mientras tanto, otros arreglos fueron necesarios para garantizar el bienestar de Kelvin. LaCinda colocó a una familia nativa para que cuidara a Kelvin hasta que el gobierno pudiera aprobar la adopción. De esta forma, Kelvin no tendría que estar en las terribles condiciones del orfanato. En el 2009, los Lewis fundaron el Acenda Project, un pequeño proyecto sin fines de lucro, que se enfoca en remover a huérfanos de los orfanatos y colocarlos en familias confiables adoptivas. Acenda provee a los niños de un hogar estable, y a las familias adoptivas con ayuda financiera.

Acenda está ahora asociada con Families for Orphans Project –  un programa que promueve un enfoque holístico, centrado en la familia para el cuidado del huérfano a través del mundo. Families for Orphans funciona bajo Family Watch International, una organización sin fines de lucro que fue fundada por la madre adoptiva de Afonso, Sharon Slater.  Fundar Families for Orphans viene primariamente por las donaciones. En un esfuerzo para promover las donaciones  y la ayuda para ayudar a entender mejor la situación de los huérfanos, la organización ha invitado a las familias e individuos alrededor del mundo a participar en el reto “Seven Days of Nothing”.

A los participantes se les anima a vivir una semana en las necesidades básicas, de modo que puedan simular las condiciones de vida de los huérfanos alrededor del mundo. Algunos ejemplos para implementar “Seven Days of Nothing” puede ser encontrar en el sitio 7daysofnothing,org, e incluir el vivir de alimentos básicos, lavar la ropa y los trastes a mano, y usar solo velas o linternas para iluminarse. Los participantes son animados a calcular el monto que ahorran por hacer esos sacrificios y donarlo a Families for Orphans project.

Si tú o a tu familia les gustaría participar en “seven Days of Nothing” visiten 7daysofnothing.org. Para auspiciar un huérfano, visita acendachildre.blogspot.com.

LDS.net está consciente de que la historia de las familias Lewis y Slater ha sido publicada antes por la prensa, pero la historia nunca ha sido contada correcta o completamente. Esta ha sido la oportunidad para que las familias “dejen las cosas claras” y eviten cualquier adorno.

Escrito por Gabriella Loosle para LDS.NET y traducido al español por Patricia Ortiz R. de Verano para mormonsud.org

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