Cómo me ayudó el Progreso Personal para ser una buena madre

ser madre

“Denme una jovencita…que haya ganado el Reconocimiento a la Mujer Virtuosa y que lo luzca con orgullo; denme una jovencita que sea virtuosa y que haya mantenido su pureza personal, que no se conforme con menos que un matrimonio en el templo y yo les daré una jovencita que hará milagros para el Señor, ahora y en las eternidades”.  Presidente Ezra Taft Benson

Nací en una tarde calurosa de marzo del 93. Al poco tiempo mis padres se bautizaron y se convirtieron en miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Mi madre me cuenta que ella veía tan lejano el día en que yo me sellara en el Templo y formara mi propia familia. Veinte años después ella sonreía mientras mi esposo y yo nos tomábamos fotografías en el Templo.

A los ocho años me bauticé. Desde ahí veía una de las siguientes metas: Trabajar diligentemente en mi folleto Progreso Personal y obtener mi medallón de la Mujer Virtuosa. Cuando tenía doce años empecé a formar parte de la organización y también empezó mi preparación para ser una buena madre.

Aunque a veces, eso de ser madre me aterrorizaba – porque no comprendía la importancia de ser una madre justa en el plan del Padre Celestial- , con miedo me imaginaba con un bebé en mis brazos mientras guiaba a ese pequeño ser como el Padre Celestial deseaba. Necesitaba tener una meta y prepararme.

progreso personal

 

 

Empecé a trabajar en mi Progreso Personal y decidí hacer el proyecto del valor fe: Aprender de memoria el Cristo Viviente. Me esforcé por hacerlo; también dediqué tiempo para aprender de la vida de Jesucristo. Tanía la mira puesta en Dios y confiaba en que si me preparaba algún día llegaría a ser la madre que Él deseaba que yo fuese.

Sin embargo, dejé de trabajar en mi Progreso Personal por un par de años. Hasta que llamaron a una nueva presidenta de la organización de las Mujeres Jóvenes y ella, con amor, me hizo reflexionar en la importancia de prepararme “para fortalecer el hogar y la familia, hacer convenios sagrados y cumplirlos”[1].

 

madre e hija

De nuevo cumplí con las metas de los valores de las Mujeres Jóvenes. Trabajaba diligentemente y tenía a una compañera que todo el tiempo estaba animándome a cumplir con lo que me había propuesto: mi madre. Ella firmaba las metas cuando las terminaba y estaba pendiente de los proyectos que emprendía.

De esas experiencias obtuve un testimonio de mi naturaleza divina como hija de Dios, supe con certeza de mi procedencia espiritual y aprendí de la misión que mi Padre Celestial me había dado. Estaba lista para que ese mismo testimonio me impulsara a mantener mi lámpara encendida.

Pero no solo a eso se limita lo que aprendí para ser una buena madre, también aprendía a organizar un hogar, llevar un presupuesto; obtuve habilidades tales como cocinar, tejer, cuidar a un bebé –una de las más importantes,  entre otras. Gracias a que mi Padre Celestial me bendijo con verdadera intención pude vivir las virtudes para ser una buena madre.

El Progreso Personal cambió mi vida. Me preparó. Me enseñó a descubrir mi potencial en esta tierra a la cual mi Padre me envió para saber si haría todas las cosas que me mandare[2].

A inicios de diciembre del 2015, nació mi bebé, Mateo. Muchas madres me habían asustado, en cierta manera, sobre la experiencia del parto. Pero, mi fe y mi testimonio me mantuvieron viva. El Padre Celestial cumplió Su promesa de protegerme y darme la vida para tener en mis brazos al pequeño Mateo. Ahora, disfruto mucho de ser madre. Es don que requiere de paciencia pero si tú crees todo es posible.

Si tú, jovencita, por alguna razón has dejado de trabajar en tu Progreso Personal, mi invitación es que seas diligente y cumplas con tus metas. Seguramente, habrá muchas razones que te motiven a no hacerlo pero tal como las vírgenes sensatas de la parábola de Jesucristo tú puedes prepararte para ser una madre excepcional, como el Padre Celestial desea que seas.

Ser madre es una experiencia maravillosa que necesita de preparación.  El Progreso Personal te prepara para ello y para hacer convenios sagrados con el Padre Celestial y tú puedes decidir ahora mismo dar importancia a ese folleto que te preparará para ser madre y para ver algún día al Padre Celestial que te envió a esta tierra.

 

 

[1] Véase Lema de la organización de las Mujeres Jóvenes de las Iglesia de Jesucristo de los Santos de ls Últimos Días.

[2] Véase Abraham 3:25

Comentarios
Me siento fortalecida con los mensajes inspirados
Lidia

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