3 bellos recuerdos del Presidente Dallin H. Oaks que lo ayudaron después del fallecimiento de su esposa

Presidente Oaks

El Presidente Oaks comparte su experiencia hacia la recuperación después de la muerte de su esposa June:

Aprendí lo que es sufrir la muerte de mi amada esposa. Otros han tenido o tendrán la misma experiencia. Comparto aquí lo que aprendí, sabiendo que sólo algunas de mis experiencias y conclusiones serán reales para todos.

Mucho de este tema es diferente para cada persona.

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Cuando perdemos a nuestro cónyuge, generalmente no somos conscientes de lo profundamente heridos que quedamos. Durante un tiempo no funcionamos bien, física o mentalmente. No deberíamos tomar decisiones importantes hasta que estemos recuperados en una gran parte. El tiempo requerido será diferente para cada persona, a mí me tomó casi un año antes de poder sentirme seguro de tomar una importante decisión en mi vida.

Cuando miro hacia atrás, a mi recuperación personal debido a la muerte de June, creo que hubo tres recuerdos importantes en los que confié para obtener mayor tranquilidad. A veces me refería a estos recuerdos como mi “silla de tres patas”.

Dallin H. Oaks

El Presidente Dallin H. Oaks se casó con June Dixon el 24 de Junio de 1952 en el Templo de Salt Lake.

El primero fue mi fe absoluta en la veracidad de la Resurrección. Debido a que mi fe y conocimiento sobre este tema no son sólo míos, no diré más sobre ellos.

En segundo lugar, en mi memoria estaba que aunque no había sido un marido perfecto y deseaba haber hecho muchas cosas de mejor manera, nunca había traicionado la confianza de June ni había violado nuestros convenios matrimoniales.

El tercero fue mi recuerdo de haberla cuidado personalmente durante su última enfermedad, haciendo todo lo que ella solicitaba que estaba dentro de mis posibilidades. Fuimos bendecidos de que ella fuera capaz de luchar contra el cáncer desde nuestro hogar (excepto por un día de hospitalización), rodeada de sus seres queridos. Tuvimos tiempo suficiente para discutir lo que podíamos ver del futuro y recibir un tipo de cierre al respecto.

Esos tres recuerdos están relacionados con lo que precedió a la muerte de June.

La cuarta gran influencia en mi recuperación fue el dolor que experimenté después de su muerte y lo que hice para extraerlo, procesarlo y reducirlo hasta el punto de que no fuera incapacitante.

Cada cónyuge que sobrevive hará esto a su manera. Para mí, el proceso de aliviar mi dolor y reducirlo a un nivel tolerable se asoció de una manera muy importante con que escribiera la historia de la vida de June. Esta tarea de un año comenzó como una dulce diversión para satisfacer su deseo de que nuestra posteridad la conociera como ellos me conocerían. Afortunadamente, la preparación de su historia resultó ser el paso esencial y culminante en mi recuperación de las heridas causadas por su fallecimiento.

Tuve abundantes fuentes. Tenía los diarios personales de June y los míos. Recibí las contribuciones escritas de nuestros seis hijos, y tuve algunos recuerdos escogidos en los cientos de cartas recibidas después de su muerte. Noche tras noche leía todo esa información y revivía nuestros cuarenta y siete años y medio juntos (incluido nuestro año y medio de noviazgo). Leía y lloraba, escribía y lloraba. Esta dulce experiencia no sólo resultó en una larga historia personal para nuestra familia, sino que también alivió y calmó mi dolor. Llevé esta historia como mi último servicio mortal para ella, sin embargo creo que resultó ser algo más esencial para mí.

Otros tendrán diferentes actividades para ayudarlos a superar su período esencial de duelo. Cualquiera que sea la actividad, mi experiencia me convence de que deben incluir una revisión organizada de la vida de su cónyuge y que debería ser algo que pueda indicar la finalización de este intenso período de dolor.

Para mí, ese punto final fue la finalización de la historia de June y su entrega a nuestros hijos y nietos justo antes del primer aniversario de su muerte.

Poco después, el Espíritu me susurró que era hora de dejar de lamentarme y seguir con mi vida. “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.” (Eclesiastés 3: 1).

“Este artículo fue escrito originalmente por Dallin H. Oaks, extracto de “Life’s Lessons Learned”   y fue publicado por ldsliving.com bajo el título: “3 Beautiful Memories from President Dallin H. Oaks That Helped Him After the Passing of His Wife June

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