Descubriendo Nuestra Verdadera Identidad

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¿Sabes quién eres? Es decir, ¿sabes quién eres tú realmente? ¿Puedes sentir la luz de tu ser, al saber que literalmente tienes una parte brillante de eternidad con infinitas posibilidades?

Una experiencia iluminadora

Hace muchos años, tuve una experiencia que me enseñó esta valiosa lección:

Había tenido una tarde bastante frustrante con mi hijo de 3 años. Me enojé con él, y perdí mi temperamento. En la noche, al hacer mi oración personal, le pedí al Padre Celestial que me perdonara. Le dije que yo no quería ser así. Que no me gustaba cuando yo actuaba de esa forma.

A la mañana siguiente, tuve una experiencia iluminadora. Me desperté antes de que el sol saliera y escuché una voz penetrante en mi mente que me dijo: “Ana, ESE NO ES TU VERDADERO ‘TÚ” (refiriéndose a mi versión enojada que tuve la noche anterior). “TU VERDADERA IDENTIDAD ES LA FORMA EN LA QUE QUIERES SER”

Medité en la frase: “lo que YO QUIERO ser”.

¿De qué forma QUIERO ser?… “Bueno, pensé, yo quiero ser alegre, paciente, amorosa, llena de luz, de conocimiento, etc”. ESO QUIERE DECIR QUE MI “YO INTERIOR” YA TIENE ESAS COSAS. ¡Qué gran revelación!

También aprendí que cuando nuestra resonancia espiritual se vuelve más alta, más nos convertimos en nuestra identidad “verdadera”. Y cuando la resonancia es menor, menos actuamos de acuerdo a nuestra verdadera identidad.

ADN Espiritual

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Jesús enseñó que “el reino de Dios está entre vosotros” (Lucas 17: 20-21). Él también explicó: “ soy la luz verdadera que en vosotros está, y que vosotros estáis en mí; de lo contrario no podríais abundar” (DyC 88: 50). Todos tenemos divinidad y luz en nuestro ADN espiritual. La luz es una parte inherente de nuestro maquillaje divino tal como lo es la verdad, el conocimiento y el poder. (Moisés 6: 61). Estas cualidades permanecerán en nosotros a medida que hagamos el esfuerzo de elevarnos al nivel espiritual que resuena en ellas. Cuando nos esforzamos por alcanzar esos niveles divinos, comenzamos a ser auténticos.

El Rabino Zusya

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Hay un cuento que me gusta que trata sobre un rabino llamado Zusya. Él estaba apunto de morir, y sus alumnos se reunieron alrededor de su cama. Lo vieron llorar y le preguntaron: “Maestro, ¿Por qué lloras? Has vivido una vida maravillosa y has dejado muchos estudiantes y discípulos. Pronto vas a estar con Dios, ¿por qué llorar?”. El rabino Zusya dijo: “Cuando entre al otro mundo nadie me preguntará, por qué no fui  Moisés. No se espera que yo sea Moisés. Nadie me preguntará, por qué no fui el rabino Akiba. No se espera que yo sea el rabino Akiba. Ellos me preguntarán, por qué no fui Zusya. Por eso estoy llorando. Me pregunto, ¿por qué no fui Zusya?”.

¿Estamos haciendo todo lo que está en nuestro poder para encontrar a nuestro ser interior, y ser nosotros mismos? El gozo viene al encontrar y experimentar nuestro verdadero ser.

La verdad de lo que es real

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En nuestro primer estado, éramos perfectos en nuestra esfera y éramos seres alegres porque nos amábamos a nosotros mismos y al progreso que habíamos hecho. Esta vida es una prueba para ver si podemos encontrar y reclamar nuestra VERDADERA identidad. La verdad es que tenemos dos identidades: nuestro “yo inferior” u “hombre natural” que creamos en este plano telestial, y nuestro”yo superior” que es el que siempre hemos sido.

El hombre  natural VS. El verdadero “yo”

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Las escrituras hablan sobre el “hombre natural” y sobre cuán inicuo, sensual, orgulloso y egoísta es. Este hombre natural es enemigo de Dios. (Mosíah 3:19). Si creemos en esa identidad, entonces no tendremos el espíritu del Señor con nosotros para que nos pueda revelar nuestra verdadera identidad. El hombre natural no quiere tener nada que ver con Dios. “Él” nos mantiene tan alejados de las cosas espirituales como sea posible.

En la Conferencia General de abril del 2013, el Élder David A. Bednar dijo:

“La naturaleza precisa de la prueba de la vida terrenal puede resumirse con esta pregunta: ¿Responderé a las inclinaciones del hombre natural o me someteré al influjo del Santo Espíritu, me despojaré del hombre natural y me haré santo mediante la expiación de Cristo el Señor? Ésa es la prueba”.

Cuando nos distraemos con nuestro hombre natural, nos volvemos egoístas. Eso es lo único que nos importa. Es la parte inmadura de nosotros. Creo que todos hemos tenido ocasiones en las que nos preguntamos por qué actuamos de cierta manera o por qué dijimos ciertas cosas. “¡Ay no sé por qué dije eso! ¡Ese no era “yo”! Cuando aprendemos a actuar sobre nuestra identidad superior, nos volvemos desinteresados. Nos olvidamos de nosotros mismos y nos volvemos instrumentos en las manos del Señor. A medida que Él trabaja a través de nosotros, empezamos a sentir la delicia familiar que resuena en nuestras almas. ¡Nos sentimos VIVOS en Cristo!

Puedes pasar toda tu vida tratando de averiguar quién eres tú realmente, pero en realidad es muy fácil. Cuando tus comportamientos, tus pensamientos y tus palabras te llenan con sentimientos hermosos, ESE ERES TÚ.  Eso te hace sentir bien. Así que, ¿qué cosas te ayudan a tener esos buenos sentimientos?

Enfócate en la luz

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La luz SIEMPRE va a traspasar y a conquistar la oscuridad. Si detenemos nuestra obsesión por los pensamientos que no son nobles y nos enfocamos en las cosas llenas de luz, tales como, una escritura, la belleza de la naturaleza, la música hermosa, el servicio a los demás, etc., comenzamos a elevarnos a niveles más altos de luz. Sólo descendemos cuando nuestro enfoque está en las atenciones telestiales. Mientras más luz tengamos en nuestra vida, más unidad sentimos con Dios.

En la Conferencia General de octubre del 2017, el Presidente Uchtdorf dijo:

¿Desean experimentar un gozo duradero? ¿Ansían sentir en el corazón la paz que sobrepasa todo entendimiento?. Entonces vuelvan su alma hacia la luz”.

Cuanto más centramos nuestras mentes en la luz, más podremos convertirnos en nuestra verdadera identidad, no seremos los inadecuados seres que hemos creado. Desde ese punto de vista, será más fácil mirar dentro de los corazones de los demás y ver su verdadera identidad, y nuestro progreso personal aumentará.

El Presidente Uchtdorf también enseño: 

“El Dios de la Creación, que dio vida al universo, ciertamente tiene el poder de infundir vida en ustedes. Ciertamente, Él puede hacer de ustedes el ser espiritual genuino de luz y de verdad que desean ser”. (Conf. Gen. Abril, 2015)

Tu verdadero “tú”, es una parte de eternidad con un potencial ilimitado. Tu verdadera identidad es la forma en la que quieres ser. ¿Sabes quién eres tú verdaderamente?

Este artículo fue escrito originalmente por Anne Hinton Pratt y fue publicado en ldsmag.com, con el título: “Uncovering Our True Selves”

 

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