¿Dios creó la maldad?

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Por Terrie Lynn Bittner

Debido a que los cristianos creen que Dios lo creó todo, a veces se preguntan, “¿Dios creó la maldad?”

Dios no creó la maldad; todo lo que Él creó era bueno. Sin embargo, Dios cree en el albedrío, considerándola esencial para nuestra salvación eterna. El albedrío es el derecho a elegir por nosotros mismos. Algunas personas eligen ser malas y por eso la maldad fue creada por medio de las decisiones de los hombres, no por Dios. Cómo decidimos utilizar el gran don del albedrío le dice a Dios, al mundo y a nosotros mismos qué clase de personas somos.

Los mormones creen que fuimos creados como espíritus antes de venir a la tierra. Vivimos en esa forma por un tiempo, e incluso tuvimos albedrío. Teníamos nuestras propias responsabilidades y empezamos el proceso de decidir quiénes queríamos ser. Cuando era tiempo para que vengamos a la tierra a vivir, Dios nos explicó el programa. Dado que la justicia requería que seamos perfectos con el fin de regresar, y que, por supuesto, no era posible, Él planificó para nosotros tener un Salvador. Jesucristo se ofreció voluntariamente para esta tarea. La expiación tenía que ser un acto voluntario. Él estaba dispuesto a vivir una vida sin pecado, sufrir extraordinario dolor en el Jardín de Getsemaní, y morir en la cruz por nosotros, para resucitar tres días después. Él haría todo esto por puro amor a nosotros, y Él no quiso nada a cambio. Él pidió que le diéramos el honor y la gloria a Dios.

Satanás, sin embargo, detestaba este plan. Él intentó revertirlo y convencernos de rechazar el plan de Dios para nosotros. Sugirió en lugar de ello que vengamos a la tierra totalmente controlados por él, sin poder decidir por nosotros mismos. De esta manera, nunca pecaríamos; él tomaría todas las decisiones por nosotros. Esto, nos aseguró, garantizaría que regresemos con Dios, y que lo hagamos de manera que no le hagamos sufrir. Estaba dispuesto a trabajar duro, pero no a sufrir por nosotros, porque el amor no tenía nada que ver con su plan. Él explicó que a cambio, teníamos que prometerle nuestra adoración sólo a él. Esta idea se trataba sólo de él, no de nosotros y nuestro bienestar eterno. Su manera habría hecho de la vida en la tierra algo sin propósito y habría derrocado las verdades eternas y los requerimientos esenciales. Habría intentado remplazar a Dios.

Desafortunadamente, a un tercio de los espíritus les gustó esta idea y estuvieron felices de dejar a Dios en intercambio por lo que ellos pensaban era seguridad. Declararon su lealtad a Satanás y por eso Dios los envió a seguirlo por siempre; pero no en la tierra. Se les negó el derecho de ir allí, obtener cuerpos, y beneficiarse de la expiación con la que no estuvieron de acuerdo.

Satanás ahora está pasando una eternidad miserable. Su meta es hacer que todos seamos miserables como él, así que dedica su vida a hacer que la gente fracase en la misión de su vida. El mal es su herramienta.

¿Dios creó la maldad? No, Él nos dio el albedrío y luego nosotros elegimos crearla por nuestra cuenta con Satanás como nuestro organizador. Cuando la maldad está en el mundo, los mortales sólo pueden culparse a sí mismos, dado que incluso Satanás no nos hace hacer el mal. Nosotros elegimos hacerlo.

Los profetas nos han advertido desde el principio de los tiempos que evitemos los planes de Satanás para la maldad. James E. Faust, un apóstol moderno que murió hace poco, dijo:

“En el mundo, siempre han existido dos fuerzas, el bien y el mal, que han estado trabadas en oposición aun desde antes de la creación de la tierra. Cada uno de nosotros se encuentra atrapado en el tira y afloje de dichas fuerzas enemigas. Para decirlo de forma sencilla: todo lo que es bueno viene de Dios; y todo lo que es malo, del diablo procede. No podemos escoger lo malo y experimentar la verdadera felicidad. Hay quienes lo han intentado, pero a la larga todos han fracasado. Si existe cualquier hombre joven que lo crea posible, se engaña a sí mismo. El asunto no es así, ni jamás lo ha sido, ni lo será” (James E. Faust, “La Garganta del Diablo”, Liahona, mayo de 2003).

Aunque Satanás alienta al mundo a ser malo, nuestra responsabilidad es la de luchar constantemente sus sugerencias y tentaciones. Mientras más lo hagamos, más sencillo se volverá escuchar los impulsos de Dios a hacer el bien y a tomar las decisiones que nos protejan de la maldad del mundo. Como el presidente Faust dijo, el bien viene de Dios y el mal viene de Satanás. A quien seguiremos es nuestra decisión, pero es una decisión con consecuencias eternas.

Comentarios
Siempre he creído que ¿Como es posible que Satanás siendo un espíritu semejante a Jesús en poder e inteligencia pudiera ser tan opuesto en pensamiento? Aún sabiendo que sería rechazado y castigado por su accionar, sin mencionar a los que lo siguieron. Hay tantos huecos en esa historia que hasta que nos sea retirado el velo no vamos a recordar cómo realmente sucedieron las cosas. Y en otra parte Satanás dijo "si me castigas por hacer lo mismo que se hace en otros mundos".
Diego.

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